27/05/2015
Cabernet Sauvignon: una cepa versátil
El Cabernet Sauvignon, es considerada una de las uvas más versátiles. En el siglo XX alcanzó records como la uva más cosechada del mundo. La elegancia de este vino es indiscutible, así como también lo es su variedad.
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Cabernet Sauvignon, de Burdeos, Francia; es considerada una de las uvas más versátiles, por el amplio espectro de condiciones climáticas a los que se adapta. Durante el siglo XX se extendió por el mundo, pasando a la historia del vino siendo la uva premium más cosechada. El eco de su sabor no corresponde a ningún lugar en particular, es un vino del cual nadie puede discutir su elegancia, pero si sus infinitas variedades.
Su nombre le corresponde también a su origen, siendo consecuencia del cruce del Cabernet Franc y el Sauvignon Blanc, durante el siglo XVII al suroeste de Francia.
De la uva Cabernet Sauvignon se obtiene un vino de color rojo intenso, con matices de colores más o menos violáceos. Sin embargo, hay especialistas que prefieren para su conocimiento distinguirlo en cuatro clases:
Los frutados, herbales y de buena acidez, como lo son aquellos Cabernets de zonas frías, como el sur.
Los espaciados y con cuerpo, en el otro extremo del país a las alturas del Valle Calchaquí, con abundante sol y amplitud térmica, dando uno vino profundo, con acidez jugosa, y buen peso.
Los fragantes y con boca débil, provenientes de San Juan, se distinguen por su aromática intensa, frutal y vegetal.
Y los del norte de Mendoza, que son frutados, espaciados y con cuerpo, debido al abundante sol y la amplitud térmica.
Cual sean las caras del Cabernet, no es necesario recordar el refrán, para reafirmar su buen maridaje con las carnes rojas, especialmente aquellas que sean asadas a la parrilla.
Su nombre le corresponde también a su origen, siendo consecuencia del cruce del Cabernet Franc y el Sauvignon Blanc, durante el siglo XVII al suroeste de Francia.
De la uva Cabernet Sauvignon se obtiene un vino de color rojo intenso, con matices de colores más o menos violáceos. Sin embargo, hay especialistas que prefieren para su conocimiento distinguirlo en cuatro clases:
Los frutados, herbales y de buena acidez, como lo son aquellos Cabernets de zonas frías, como el sur.
Los espaciados y con cuerpo, en el otro extremo del país a las alturas del Valle Calchaquí, con abundante sol y amplitud térmica, dando uno vino profundo, con acidez jugosa, y buen peso.
Los fragantes y con boca débil, provenientes de San Juan, se distinguen por su aromática intensa, frutal y vegetal.
Y los del norte de Mendoza, que son frutados, espaciados y con cuerpo, debido al abundante sol y la amplitud térmica.
Cual sean las caras del Cabernet, no es necesario recordar el refrán, para reafirmar su buen maridaje con las carnes rojas, especialmente aquellas que sean asadas a la parrilla.